Friday, March 11, 2016

Puerta

1. Esmalte ocre brillante. Maldición.
2. Lijar puerta con lijadora eléctrica de poca monta: dos horas para un lijado muy superficial en el que casi no se ha levantado todo el brillo de la pintura. Una polvareda infernal. Nunca más.  Dicen que el soplete va bien y es ágil. El líquido decapante dicen que también es infernal, tóxico.
3. Después de lijar, lavar puerta, limpiar las tres habitaciones a las que había llegado el polvo y un buen rato poniendo cinta de pintor.
4. Tres capas para tapar la pintura marrón. Parecía que nunca iba a ser del todo blanca.
5. Ufff... Al fin. Esmalte blanco satinado.
Se tarda más en lijar y pintar una puerta que una habitación entera. Me quedan treinta puertas que pintar. Primera y última puerta que pinto. ¡A la porra!

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