Monday, December 21, 2015

Motor VIII: La búsqueda IV

Como La Rioja se quedaba pequeña, continué la búsqueda en otras provincias.
Fui a un pueblo en el que había casas construidas con piedras enormes. Tenían todas la misma estructura: en la planta baja, las cuadras; en el primero -y a veces, segundo piso también- la vivienda, en el ático el pajar. En general, son casas con poca luz. La gente antes prefería mantener la temperatura a la luz natural. Guardaban los animales en la planta baja porque así subía el calor al primero. El calor y el olor. Las cuadras suelen ser espacios bastante diáfanos, terriblemente oscuros, y si hay suerte, dan a un patio trasero o jardín. El resto de habitaciones tienen ventanucos que dejan pasar un poco de luz y ventilar, lo justo. Supongo que se pasaban el día en el campo, y no hacían actividades como leer o dibujar.
Otra cosa característica de las casas viejas de pueblo, son las alcobas. Como se aprecia en la foto de arriba y abajo, un salón y dos alcobas, sin ventilación, con una cortinilla, y una cama en cada una de ellas. Qué poca intimidad, ¿no? ¿Sería una para los padres y otra para el hijo? ¿O cada esposo dormía en una cama? No sé, se me hace raro.
En una habitación se hundía el suelo. Tenía una curvatura que daba miedo. La gente cree que tiene un tesoro, quiere venderlo todo muy caro, pero pocas veces vale la pena reformar.
Esta casa, lo mismo que la mayoría, era una herencia que nadie quería. La señora, siendo ya muy mayor, dijo un día a los hijos que quería volver al pueblo, que eso era vida y no la ciudad. Decidió vivir en el ático, reformó una planta -horrendamente, por cierto- y a los pocos días se murió.

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